AQUELLA OCASIÓN DE GARCÍA PITARCH. 40 AÑOS DEL VALENCIA-GANDIA DE COPA DEL REY.

El 19 de Octubre de 1983, hoy hace 40 años, el Gandia perdió por 4-0 en el estadio Luis Casanova contra el Valencia CF, quedando eliminado en la segunda ronda de la Copa del Rey tras remontar los valencianistas una corta desventaja del partido de ida.

Esta es la noticia objetiva extraída de un resultado contundente, aparentemente poco relevante dada la diferencia de categoría entre un equipo de Primera División y otro de Tercera, pero que esconde la historia de un partido épico que necesitó de una prórroga y que estuvo marcado por una acción, en los últimos instantes del mismo, que pudo haber cambiado el desenlace de la eliminatoria. Una jugada que pudo haber pasado a los anales de la historia blanquiazul.

En la temporada 1983/1984 José Avaria cumplía su quinta y última temporada como presidente del Gandia. El proyecto de Avaria sufría ya cierto desgaste despues de varios intentos frustrados por conseguir la clasificación para disputar la promoción de ascenso a Segunda B.

El Gandia era un equipo joven, integrado mayoritariamente por jugadores de la comarca, que, a falta de dinero, tenía que fiar sus opciones de luchar por la zona alta al acierto en las cesiones (preferentemente del Valencia CF) y a la fertilidad de la cantera para confeccionar equipos competitivos con los que plantar cara a clubes como el todopoderoso Alzira del industrial Luis Suñer, dominador de la Tercera División valenciana de aquellos años.

CF Gandia 1983/1984. De pie, de izquierda a derecha: Monzonís (Fisioterapeuta), Agapito, Prieto, Ribes, Carlos Santandreu, Pepe Avaria (Presidente), Roberto Gil (Entrenador), Vicent Peiró, Pomar, Montaner y Llopis.
Agachados, de izquierda a derecha:
Avilés, Crespo, Salva , Franco , Lloret, Burches, Vila, Pablo y Quique Peiró.

Lloret, Pablo Piera, el guardameta Vicent Peiró, Carlos Santandreu o Salva, son integrantes de un excelente equipo juvenil que, a las órdenes de Pascual Sendra, estuvo a punto de conseguir el ascenso a la División de Honor en la temporada 1982/1983 y que dieron el salto al primer equipo del Gandia en esta temporada.
La anécdota curiosa de aquel equipo juvenil es que varios de sus jugadores fueron captados por ojeadores del FC Barcelona, que llamó a la puerta del Gandia con la intencion de incorporar a Pablo, Lloret y Peiró a su cantera, aunque finalmente las pretensiones económicas del presidente gandiense Avaria acabaron frustrando la operación.

Pepe Vila, Ribes, Burches y el portero Llopis constituyen la remesa de jugadores cedidos por el Valencia que completa un rápido delantero natural de la Pobla de Vallbona, estudiante de Derecho y formado en las categorías inferiores del Valencia, que responde al nombre de Suso García Pitarch y que demuestra, a poco de llegar a Gandia, que la Tercera División se le quedaba pequeña.

Franco Borràs, tras su paso por Burgos y Alcoyano, regresa a Gandia y se convierte en uno de los refuerzos más relevantes, aunque probablemente el fichaje más importante sea el regreso del técnico Roberto Gil, que dejó un grato recuerdo al frente del Gandia de la temporada 1978/1979 que estuvo a punto de conseguir el ascenso a Segunda B.

Precisamente de aquel equipo legendario es el único superviviente destacado Domingo Pomar, eterno capitán blanquiazul y uno de los pocos jugadores veteranos en una plantilla que cuenta con un portero extremeño, protagonista indiscutible de la presente crónica. Su nombre es Agapito Conejero Paniagua: Agapito.

Pablo (Pau) Piera. Uno de los futbolistas más destacados del gran Gandia juvenil de la temporada 1982/1983.

La trayectoria copera del Gandia comienza el 15 de Septiembre de 1983 visitando al Villarrobledo de la tercera división manchega. El partido de ida en tierras albaceteñas finaliza con empate a 1 gol (Quique Peiró marca para el Gandia), resolviéndose la eliminatoria el día 28 del mismo mes, en el Guillermo Olagüe, con una corta victoria fraguada por un gran gol de Pomar en el minuto 15, suficiente para conseguir el pase a la siguiente ronda.

El viernes 30 de septiembre de 1983 se celebra en los locales de la Federación Española de Futbol el sorteo de la segunda ronda, en la que participan equipos de Primera División, incluyendo a los que habían quedado apeados de la primera ronda de las Competiciones europeas. Se establecen grupos geográficos y de esta manera el Real Murcia y, especialmente, el Valencia CF, los únicos de Primera División del área, se perfilan como los rivales más apetecibles para el Gandia.

El resultado del sorteo de esa mañana de Viernes corre como la pólvora en las calles de Gandia: el azar quiere que el Valencia CF se convierta en el rival del equipo blanquiazul.

El sorteo establece que el partido de ida se dispute en el estadio Luis Casanova, pero ambos equipos llegan al acuerdo de invertir el órden de los partidos, algo habitual en la época, con objeto de favorecer un mejor taquillaje, en la ida, en el Guillermo Olagüe.

Así, el Miércoles 12 de Octubre (día festivo por ser el Día de la Hispanidad), se disputa el esperado partido de ida en el estadio gandiense que presenta, como no puede ser de otra forma, una gran entrada. Se trata de un partido histórico, pues por primera vez ambos equipos, que habían protagonizado numerosos encuentros amistosos a lo largo de la historia (sin ir más lejos, pocos meses antes, el 30 de Julio de 1983, se enfrentan en pretemporada con resultado de empate a 1 gol), disputan por vez primera un partido de competición oficial.
El Valencia afronta esta eliminatoria tras eliminar en la primera ronda, no sin apuros, al Alcoyano, de Segunda B, por un global de 3-2. En Liga, el equipo valencianista, sin embargo, certifica un buen arranque y tras seis jornadas marcha en tercera posición con 9 puntos, a solo 1 punto del líder.
El Gandia afronta el partido de ida con un balance más bien pobre en el campeonato liguero de 2 victorias, 1 empate y 3 derrotas, 5 puntos en total que apenas dan para ocupar una posición discreta en la tabla del grupo VI de Tercera División.

El Gandia formará ante el Valencia con Agapito, Lloret, Avilés, Prieto, Crespo, Quique Peiró, Franco Borràs, Montaner, Pablo Piera, Ribes y García Pitarch. Pepe Vila entrará en el minuto 65 en sustitución de Crespo, que, conmocionado tras sufrir un golpe, tendrá que ser ingresado en un centro hospitalario. Domingo Pomar, sancionado, fue la gran ausencia en las filas gandienses.

El Valencia, que venía de derrotar al Español en casa por 4-0, presenta un equipo con pocos titulares integrado por Bermell, Arias, Granero, Botubot, Revert, Subirats, Fernando, Castellanos, Pablo Rodríguez, Gálvez y el gandiense Palonés. Roberto entrará por Fernando y Gálvez será sustituido, en la segunda parte, por el argentino Urruti.

Valencia CF. 12-10-1983. Partido de ida, estadio Guillermo Olagüe. De izquierda a derecha, de pie: Fernando, Botubot, Bermell, Arias, Castellanos y Gálvez. Agachados: Palonés, Revert, Granero, Subirats y Pablo.

El duelo resultará muy igualado y el Gandia plantará cara en todo momento al Valencia, en un partido que, sin embargo, llega al descanso con un 0-1 favorable a los valencianistas merced a un desafortunado gol en propia puerta, en el minuto 28, del gandiense Prieto.
Pero lo mejor del partido estaría por llegar tras la reanudación: al cuarto de hora Franco Borràs, tras rematar un centro medido de Pablo, marcaba el gol del empate y ya en las postrimerías del partido (minuto 89), Suso García Pitarch establecía el gol de la victoria gandiense ante el júbilo de la afición, que debía pellizcarse para certificar que el guarismo que reflejaba el marcador final era cierto: Gandia 2-Valencia 1.

CF Gandia Temporada 1983/1984. De izquierda a derecha, de pie: Ribes, Montaner, Agapito, Crespo, Pomar. Agachados: Burches, Quique Peiró, Lloret, Franco, García Pitarch y Avilés.

El partido de vuelta está programado para una semana después, pero antes el Valencia se impone por 2-1 en casa a la Real Sociedad en Liga, una victoria que le permite arrebatarle al Atlético de Madrid el liderato, tras perder los colchoneros en esa jornada.
El Gandia, por su parte, curiosamente, recibe en el Guillermo Olagüe al segundo equipo valencianista, el Mestalla, empatando a 1 gol, un resultando que no sirve para mejorar la situación de un Gandia que sigue alejado de la cabeza de la tabla clasificatoria.

El 19 de Octubre se disputa el partido de vuelta con una buena entrada en el Luis Casanova (30.000 espectadores) para presenciar a un Valencia que respira optimismo por el liderato conseguido el domingo anterior y que pretende resarcirse de la afrenta sufrida la semana anterior en La Ribera del Serpis. La numerosa afición gandiense desplazada sueña, por su parte, con lo imposible.

El Gandia forma con Agapito, Pomar, Lloret, Avilés, Prieto,Quique Peiró, Franco, Montaner, Carlos, Ribes y García Pitarch. Salva sustituye a Ribes en el minuto 78 y Pablo entra por Carlos en el minuto 45.
El Valencia, por su parte, no quiere sorpresas y forma con, prácticamente, el mismo equipo que había jugado en la Liga, unos días antes. Juegan Sempere, Serrat, Arias, Tendillo, Aliaga, Saura, Subirats, Ribes, César Ferrando, Pablo Rodríguez y Gálvez. Las únicas novedades son las de Sempere, en la portería, por Manzanedo, Subirats que jugó por Roberto en el centro del campo y la de Urruti por Gálvez en la delantera. Kempes, la gran estrella valencianista, no jugaría por lesion ninguno de los dos partidos ante el Gandia.

El partido comienza con un balón al palo de Saura en la primera acción, pero, pese al susto inicial, el Valencia, que domina el partido con claridad, se encuentra con un aguerrido Gandia, que cava una trinchera alrededor de su área e intenta repeler con uñas y dientes las embestidas valencianistas. Pero cuando el Valencia, que dirige el asturiano Paquito (ex- entrenador del Gandia en la temporada 1973-1974), consigue superar el entramado defensivo gandiense, se encuentra con la figura portentosa del gran Agapito, el portero cacereño, que desbarata una y otra vez, desde todos los ángulos y en todas las situaciones posibles, los disparos indiscriminados de los valencianistas.
La portería del Gandia era, en efecto, un frontón en el que se estrellaban una y otra vez los continuos pelotazos del equipo ché.

Llegados al descanso, el marcador refleja un empate a cero goles, un resultado que clasificaba al Gandia.
Tras la reanudación, el Valencia siguió abordando la portería de Agapito, que seguía con su particular exhibición, hasta que tanta fue la insistencia valencianista que en el minuto 14 de la segunda parte una gran acción de Subirats con asistencia milimétrica a la cabeza del delantero de Tavernes de Valldigna, futuro mito blanquiazul, César Ferrando, permitía a éste rematar, solo, de cabeza, al fondo de las mallas, adelantando al Valencia en el marcador y neutralizando la ventaja gandiense en el global de la eliminatoria.

El Gandia buscaba ahora conducir el partido a la prórroga mientras el Valencia intentaba sin éxito terminar con la pesadilla y finiquitar la eliminatoria.
Pero en el minuto 89 se produce la jugada clave que hubiera podido pasar a la historia: García Pitarch recibe un balón en profundidad, controla perfectamente y se introduce completamente solo en el área del Valencia en busca del gol del empate. Los aficionados del Valencia aprietan los dientes ante la posible tragedia mientras los gandienses se frotan los ojos ante la posiblidad del gol de la clasificación.
García Pitarch encara la portería rival y Sempere, el guardameta del Valencia, sale rápidamente del área pequeña al encuentro con el delantero gandiense, tratando de estrechar su ángulo de tiro. Suso García Pitarch golpea con la izquierda y el balón se estrella en el cuerpo del meta oriholano. El sueño de la clasificación se esfuma en un suspiro.

Jesús García Pitarch. Tras brillar en el Gandia fichó por el Valencia, donde jugó 2 temporadas. Posteriormente militó en el Espanyol y el Logroñes en Primera División, además de jugar en el Figueres, Orihuela, Mérida, Villareal y Murcia.

El Gandia, cuanto menos, llega vivo a la prórroga, pero en el minuto 8 de la misma llega la jugada que determinará el rumbo del partido: el colegiado de Primera División, Crespo Aurre, señala un penalti riguroso a Saura que provoca las protestas de los aficionados, tanto de los gandienses como las de los valencianistas, que no pueden esconder la injusticia a la que es sometido el modesto, y ya en ese momento admirado, por su resistencia, Gandia.
Ribes ejecutó la pena máxima engañando completamente a Agapito y estableciendo el 2-0. El Gandia no se rinde y poco después está a punto de marcar el 2-1 en una jugada embarullada en la que los delanteros blanquiazules no consiguen acertar ante la portería contraria.
Pero a los tres minutos de la segunda parte de la prórroga llega la sentencia definitiva. Castellanos, que había entrado en la prórroga, envía un zapatazo desde la frontal del área que sorprende a Agapito, estableciendo el 3-0. Con el Gandia exhausto y rendido ante la evidencia del marcador, Gálvez, consigue, en el minuto 118, el definitivo 4-0.
El Gandia caía finalmente goleado, pero el marcador no reflejaba el sufrimiento del Valencia para conseguir la clasificación ni el esfuerzo de un Gandia que luchó hasta la extenuación y que tuvo en la figura de su guardameta, Agapito, al mejor jugador del partido.

El equipo blanquiazul, que estuvo a punto de lograr la proeza en la Copa del Rey, acabó la temporada, sin pena ni gloria, lejos del Alzira y el Levante, que dominaron la competición con auroridad en Tercera. Sin duda, la marcha de Roberto Gil en el mes de Febrero para apagar el fuego de un Valencia en llamas que, pese a su buen comienzo, acabó luchando por evitar el descenso, penalizó a un Gandia que perdió, además, a García Pitarch, quien tras realizar una gran temporada en la capital de La Safor fue igualmente repescado por el Valencia, donde se convirtió en un jugador importante en la recta final del campeonato.
Agapito, un tipo afable y muy querido por afición y compañeros, jugaría tres temporadas más en el Gandia y aún sigue siendo recordado por su paso por el equipo blanquiazul y especialmente por el increíble partido de Copa en el Luis Casanova.

Un partido sepultado en la memoria futbolística por un resultado engañoso que pudo haber cambiado en una décima de segundo, en un gesto mínimo, en un chispazo en el tiempo, en una resolución que no fue, en un mano a mano con el portero que hubiera podido cambiar el transcurso de los acontecimientos y traspasar esa fina linea que, en ocasiones, separa lo previsible de lo inesperado, lo ordinario de lo extraordinario, lo probable de lo imposible…una acción que pudo cambiarlo todo. Fue, sin duda, aquella jugada, aquella ocasión de García Pitarch.

Xavi Martí-Futbol en la Ribera del Serpis.

Gracias a Pau Piera y a Gaby.

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